sábado, septiembre 03, 2005

La desigualdad o mi viaje en micro con la revista Capital


No me gusta el metro. Aunque mis tías del sur lo encuentren fabuloso, cómodo y confortable, no puedo hacer nada en contra de eso. Simplemente no me gusta el metro. Lo evito siempre que puedo. Entre una micro y el metro, no puedo dudarlo, prefiero con creces andar en la micro, aunque el taco, el cansancio, y el hacinamiento parezcan una muy buena razón para alejarse casi con asco de un paradero. La explicación es sencilla. En términos que pueden sonar incomprensibles, cuando quiero llegar desde un punto a otro, escojo el camino que haga mínima mi diferencia de energía potencial (en términos rigurosos esto no es así dado que... bueno, me ahorro la lata de explicar algo que queda mas que claro con lo que viene). Detesto como nadie subir y bajar escaleras. No se cual será el motivo de esa reticencia, pero esta, y es mas fuerte. Cuando intento explicarle a alguien mi negativa a los subterráneos lo hago así. "Cuando anda'i en metro tenis que andar cambiándote de línea, subir escaleras por aquí, bajar otras por allá, y todo ese huebeo que te ahorray cuando te subi's a una micro. En una micro, te subes y no te movi's mas hasta que te bajay" Entonces la respuesta que viene de vuelta siempre es "hueon pajero".

Pero también hay otro factor que influye decididamente sobre mi preferencia por las ruedas y que no confieso. En la micro puedo leer, mientras que en el metro me es imposible. Y ese regalo que me da la micro no lo desperdicio. Leo desde las novelas de Agatha Cristie hasta teoría de las doctrinas político-económicas (fue una de las últimas cosas que leí). Aquí el peso juega un rol vital. El peso y el tamaño. Un libro muy voluminoso es incomodo de transportar por lo que queda fuera de un viaje fuera de mi casa. Uno muy pesado también es dejado por razones obvias. Entonces un libro debe ser delgado y liviano para poder ser manipulado y transportado sin complicaciones. De esos ya me van quedando pocos en casa. Ahora voy de lleno lo que quiero decir.

Hoy en mi viaje de vuelta a casa desde la U (de ida me fui en metro con mi viejo) vine leyendo la revista Capital. En particular, un documento especial del mes de mayo del 2005 que se titula "La desigualdad de oportunidades: La gran vergüenza de Chile". El titulo es más que elocuente, el rojo es del original. Mi idea no es proponer un sistema que venga a mejorar lo que a simple vista no tiene arreglo, aunque tengo mis ideas. Solo quiero hacer notar un par de estadísticas que me dejaron pensando en lo endémico del problema.

Cuando, en su brillante exposición, el académico Dante Contreras, dice: " respecto de la pregunta de si existe una solución significativa en el corto plazo para mejorar los niveles de desigualdad que exhibe nuestro país, mi respuesta es que no existe" en mi opinión, no se equivoca. Las razones las doy en lo que sigue.

No cabe duda de que el motivo de la desigualdad, por lo menos en nuestro país, es que los ricos son muy ricos y los pobres son muy pobres. La brecha es inmensa. Los motivos, según advierto, son categóricos. La educación de los ricos es muchísimo mejor que la educación de los pobres. No es novedad. Esto es conocimiento de todos. Pero esto que parece de tanto conocimiento publico esta avalado por dos estadísticas que expone el Sr. Contreras como ejemplo y que revista Capital resalta.

1º A la hora de comparar cual es el desempeño en la prueba de aptitud de dos grupos de jóvenes, primero los que tienen a sus dos padres con educación superior completa, y por otro lado los que tienen a ambos padres solo con la educación básica completa se obtiene lo siguiente:

Educación Básica Completa : 472 Pts.
Educación Superior Completa: 586 Pts.

2º Cuando se seleccionan como espacio muestral solo a los alumnos que obtuvieron sobre 700 puntos en la prueba de aptitud, es decir, aproximadamente un 33% de los estudiantes que rinde el control se observa el siguiente desglose:

Educación Particular Pagada: 23 %
Educación Privado-Subvencionada: 6 %
Educación Municipal: 5 %

Con estos dos datos la conclusión es clara. La desigualdad es un mal endémico en la sociedad chilena. Nadie puede dudar de que la inteligencia se reparte por igual en los distintos estratos de la sociedad, esto es, la inteligencia no se concentra en el estrato ABC1 y merma, como se podría pensar en base a las estadísticas, mientras mas cerca de el sector E nos encontremos. Entonces, ¿por que los jóvenes ABC1 suelen estar mas preparados que los D y E? La respuesta es simple: La desigualdad es causada principalmente por la calidad de la educación. Si la calidad de la educación que se imparte en un colegio privado pagado fuera del mismo nivel que la de un colegio municipalizado, no habría duda de que el factor determinante en el ingreso a la universidad seria exclusivamente de a cuerdo a las capacidades y no al nivel económico. Y este es un círculo vicioso. Un joven con padres que solo alcanzan la educación básica completa tiene 100 puntos menos que uno que tiene ambos padres con su educación universitaria completa. Injusto pues nadie elige los padres que tiene.

En esta misma línea debo hacer notar que no solo la educación es la responsable del desempeño de los jóvenes. No se puede dudar de que el incentivo que se recibe en casa es importante para fijar metas. En parte este también es un problema de idiosincrasia. Pero me parece menor comparado con lo que ocurre en el caso de la educación que exige una buena solvencia económica y la que no.

La solución definitiva al problema de la desigualdad en Chile se encuentra localizado, a mi modo de ver, en la calidad de la educación. Los que son educados en colegios de calidad y por ende, mas caros, están mejores capacitados que los que son educados en uno que no exige un importe económico desmedido, y que en cuanto a la calidad deja mucho que desear. Los que tuvieron la capacidad de estudiar en "colegios ABC1" van a poder, a la postre, educar a sus hijos en colegios "ABC1" y así mantener la posición social que tienen, y a la inversa, los que tuvieron una educación municipal, no pueden sino ofrecer a sus retoños, lo mismo que ellos recibieron.

Mejorar la calidad de la educación es un proceso que, de cualquier forma, es a largo plazo. Es una inversión que viene a dar los frutos tardíamente. Es algo que puede demorar años de años, pero que tiene que empezar ahora. Mejorar la educación no es como reparar las calles de santiago, que demora solo 3 meses. Y que bien que demora 3 meses. Ahora, la lectura se me va a hacer mas fácil, menos "movediza". Un punto mas para las micros.

4 Comentarios:

At 12:10 a. m., Blogger Pablillous Dice...

la lectura es razón ams que suficiente para preferir las micros...
Puedo preguntar cuales son las cosas que te gustaría hacer antes de los 20?

abrazos

 
At 11:31 p. m., Blogger yO, cLaUdiO Dice...

Mientras leía tu preferencia por los buses, tuve cierto deja vù. No sé de dónde, pero trataré de recordarlo.
Coincido en tu elección, pero por otra cosa. Cuando viajo en metro me sumerjo en un túnel, -literalmente- con lo cual no tengo nada que mirar a través de sus ventanas, salvo el paso de unos tubos fluorescentes, y si vuelco la mirada hacia su interior, sólo me enfrento a personas con rostros no muy simpáticos, que reflejan estrés, apuro, nada de relajación.
En cambio, en los microbuses es distinto, re-descubro la ciudad, veo que cosas que había mirado, las personas lucen distinto, algunas juegan en las plazas, es totalmente diferente el paisaje. Hay contrastes, existe el día y la noche.
Pero como todos los días uso el metro, por la cercanía, y por ser el medio que me deja fuera de la U. El viaje lo ocupo para leer el diario. Son 45 minutos, así que lo leo practicamente completo, me falta sólo el horóscopo, porque no tiene.
La desigualdad es terrible, es patética. Pero como es el mundo, sabías que Dante Contreras es un tipo que en su infancia pertenecía a uno de los grupos socioecnómicos más pobres, y estudió en la U de Chile, se ganó la Fullbright, y ahora trabaja en la Casa de Bello. Con esto quiero decir que por mínima que sea la mivilidad ésta existe, sigue siendo tan vergonzosa como la desigualdad. Incluso en este gobierno, que tuvo como lema crecer con igualdad, la distribución de la riqueza de acuerdo al índice de Gini, que realizó el mismo Dante Contreras, ha empeorado. Somos más desiguales que hace 6 años.
Por último, creo que se puede hacer mucho, soy un firme partidario de la movilidad. Roberto Méndez hizo un estudio a través del cual muestra que ésta mejora, lo mismo sostiene Lucía Santa Cruz, y yo, pues soy parte de esa movilidad.
No siempre es bueno mirar el vaso medio lleno, como tampoco destacar solo la mitad vacía, sino que pensar en cómo lo llenamos más rápido.

Una abrazo.

PD: Disculpa si me extendí en demasía.
PD 2: ahora que corrijo la redacción, pienso que puedo confundir a Dante Contreras con David Bravo. Pero si no es el uno es el otro.

 
At 11:35 a. m., Blogger yO, cLaUdiO Dice...

Hola, recién leía el diario y aparecían datos publicados en el PNUD sobre desigualdad en la distribución de la riqueza.
El quintil más rico posee el 62.2% versus
el quintil más pobre el 3.3% O sea el quintil más rico posee 18.7 veces más riqueza.
Ahora el decil más rico se lleva el 47% versus el más pobre 1.2%. Es decir 40,6 veces.
Con esto tenemos la misma distribución de la riqueza que Zambia y Swasilandia.
Ahí está el coeficiente de Gini. Se supone que mientras menor es el coeficiente menos desiguales somos.

Un Abrazo

 
At 12:46 p. m., Blogger Gabo Espejo Dice...

De hecho, cuando chile se compara con el resto de los paises sudamericanos, lo hace con Brasil, Colombia y Paraguay, que tiene un coeficiente de Gini mas alto. Sin embargo, cuando nos comparamos con la UE España, que vendria siendo el pais mas cercano a nosotros, tiene una desigualdad de aproximadamente un 33% (aprox).

Para que decir lo lejos que estamos de paises como Finlandia, Dinamarca, Noruega y Suecia.

Hay mucho por hacer todavia.

Gabriel.

 

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