lunes, mayo 01, 2006

Afirmaciones y juicios

Ejercer un discurso elaborado sobre la creencia de que todo lo que decimos son afirmaciones, corre el peligro de caer en el fundamentalismo, y limita gravemente nuestra libertad de acción. Una afirmación, susceptible de ser verdadera o falsa, no hace más que reafirmas un paradigma racionalista encadenante, que no valida la diversidad y que niega de antemano la capacidad de poder aceptar que lo que el otro dice tiene tanta validez como lo que yo enuncio.

Por el contrario, partir con la premisa de que lo que yo digo es, en realidad, un juicio sobre lo que estoy enunciando, abre las posibilidades de un ejercicio dialéctico, tal como lo propone Hegel, en el que la tesis, en este ejemplo el discurso que propongo sobre algo, y una antitesis, la opinión que se contradice a la que yo estoy ejerciendo, o en casos menos radicales, las precisiones que se pueden hacer sobre lo que estoy enunciando, ya sea aportando o corrigiendo, finalmente confluyen en una síntesis que abarca tanto lo que yo digo como las criticas que puedo recibir a lo que enuncio, sin, por ello, negar de antemano la validez de lo que otro pueda decir o opinar sobre mi propia opinión.

La sociedad occidental ha ocupado la primera forma de pensamiento a lo largo de su historia, con sus evidentes consecuencias. Y al parecer no hay ánimos de cambiarla. Hasta el día de hoy se siguen cometiendo atropellos en nombre de la verdad, en nombre del sentido común, sin entender que lo que para nosotros es correcto para otros puede ser condenable y viceversa. Habitar en un paradigma encadenante como el primero descrito, no trae si no consecuencias funestas como, guerras, genocidios, nacionalismos, y en un plano mas cotidiano, esperando que lo anterior no sea cotidiano aun, la negación de la verdad del otro en pos de la verdad que asumimos como correcta, ejemplificada insignemente por las religiones occidentales.

Hoy en día, excepción hecha por el asceta, no hay nada más valioso que las redes de contactos y el capital social en este mundo que puja por la globalización. La teoría dice que bastan 7 personas para unirnos con cualquier otra persona en el mundo. Entonces es evidente preguntarnos qué tanto nos ayuda el paradigma en el que habitamos para la construcción y fortalecimiento de las redes de contactos. Sin duda que aceptar las distintas posturas del otro como válidas, fomentan la construcción de una red sólida y plural, no así como la que se puede construir con una postura cerrada, en la que solo entran quienes piensan de la misma forma que yo y donde el aporte de la diversidad se ve mermado al limite de que solo acepto el cambio cuando el cambio proviene de mi mismo. Aquí entonces se hace evidente que el paradigma que ha gobernado la conciencia occidental por tantos siglos debe ser modificado en pos de una integración al mundo global que sea de calidad y que no limite nuestro campo de acción.