miércoles, agosto 31, 2005

Querido Diario o mi necesidad por la escritura

Confieso que algunas veces me sedujo esa manía casi sicótica de mantener un cuaderno en el que anotara absolutamente todo lo que me sucedía. Y debo confesar también que alguna vez concreté la idea con un cuaderno al que alimenté con una primera página llena de banalidades y que abandoné al instante por fútil. Entonces debo culminar estas confesiones confiándoles a quienes lean estas líneas que no se muy bien que busco conseguir con esta página. Es claro que hay diferencias sustanciales entre un blog y un diario de vida principalmente por lo "universal" que puede resultar el primero. Ahí debe radicar algo que mantiene en pie esta bitácora, pero que sin duda no es la piedra angular que explica su continuidad en el tiempo. A modo de ejemplo, no es este mi primer blog, pero al igual que esos intentos de diarios que empecé y no concluí, los otros fueron adornados con una primera impresión pero desechados después, por inanición o por que no era simplemente lo que buscaba en el momento en el que lo creé. Entonces ¿qué me mantiene aquí, escribiendo estas líneas?
A
Me incomoda no poder responder esta pregunta concluyentemente pero voy a intentar esbozar algo que me deje contento y que me ayude a explicar lo que aun yo desconozco.
A
Un poco de mi historia. Comencé a escribir, o por lo menos a intentar elaborar un texto escrito, desde muy pequeño. Una de mis grandes adicciones es la lectura, lo ha sido desde siempre. Desde muy niño, creo que desde que aprendí a leer, idolatré a los escritores que me fascinaban y respeté a los que no me llamaban la atención solo por el hecho de ser escritores. Esto me sucede hasta hoy, y creo que no solo a mi si no que a muchas personas como yo. Ahí empezó a picarme el bichito de la escritura. Recuerdo que desde que tenia por lo menos diez años dedicaba algún tiempo, esporádicamente, a garabatear en papeles, historias inverosímiles que nunca llegaron a un final pero que sentaron un precedente en mi vida. Me propuse algún día publicar un libro. Fue algo así como un sueño de niño.
A
Ese sueño desapareció con el tiempo pero no así la necesidad de escribir. Con mas años, cambié las historias fantásticas que sucedían en otros planetas por conflictos humanos en nuestra tierra, y también comencé a cambiar, gradualmente, la narrativa por el texto de opinión (aunque no he abandonado por completo la narrativa, ni lo pretendo hacer). Sin duda mi formación no alcanza para elaborar algo que pretenda siquiera poder ser tomado en serio pero el intento está y es persistente. Volviendo, ¿en qué me ayuda esta serie de aclaraciones para poder intentar esgrimir una explicación sobre mi necesidad por la escritura?
A
Creo que mas que demostrado está el que el ser humano sintió desde tiempos inmemoriales la necesidad de plasmar en una superficie de inscripción que sobreviva al paso del tiempo, los sucesos mas importantes de su existencia. De hecho, la separación entre Historia y Pre-historia que da la invención de la escritura, o por lo menos la aparición de inscripciones graficas, no me parece antojadiza si asumimos que podemos acercarnos a los tiempos pasados mayoritariamente gracias a el registro gráfico que existe de ese presente desvanecido en el pasado. Por eso, y dado que el ser humano es un animal de costumbres, hasta hoy existe esta necesidad de poder dejar constancia de nuestro entorno mediante un texto.
A
Con esta conclusión puedo explicarme en parte el por que estoy ahora escribiendo estas líneas, como un acto que es inherente al ser humano, que yo consumo en signos escritos, y que igual de validamente otros pueden consumar en una fotografía, en una pieza musical o en otra expresión artística (no olvidemos que todo comenzó con la realización de grabados en las paredes de cavernas o tallados en piedras). Pero todavía hay algo que me tiene disconforme. Lo argumentado me contentaría si el acto de escritura no se llevara a cabo en un medio público, y se vertiera solo en un diario de vida o en anotaciones personales que no fueran compartidas. Vuelvo a mi infancia recordando que esos periodos en los que me esmeraba en elaborar algo que pudiera pertenecer a algún genero de producción literaria, no compartía si no con migo mismo lo que mi imaginación me dictaba. Abuso ahora del legado de Borges y transcribo de su extensa obra los siguientes versos:

Pido a mis dioses o a la suma del tiempo
que mis días merezcan el olvido,
que mi nombre sea Nadie como el de Ulises,
pero que algún verso perdure
en la noche propicia a la memoria
o en las mañanas de los hombres.

Aquí creo que está la clave concluyente. Querámoslo o no la creación hoy en día no responde al solo hecho de escribir por escribir. Por mas asceta que alguien asegure ser, en alguna parte del subconsciente humano existe esa inclinación por dejar constancia de nuestro paso por el mundo. Pero no una constancia que se desvanezca como se desvanecen los sonidos en el viento si no mas bien alguna pequeña huella, una mínima inscripción. Estoy aquí, quiéralo o no, grabando en la piedra o pintando en la roca, estoy aquí componiendo o fotografiando, estoy aquí guiado por mi subconsciente, escribiendo para que "mi nombre sea Nadie como el de Ulises", pero con la esperanza de que "algún verso perdure" no solo como un texto mas en este blog sino como marca "en la noche propicia a la memoria o en las mañanas de los hombres".

martes, agosto 23, 2005

Panoptismo, sociedad y normalización.



El panoptismo, como modelo de vigilancia y de corrección ha traspasado, por lo mucho, su psicológica geometría, y hoy en día se funde en las sociedades de una forma indisoluble e inmanejable, respondiendo a todas las expectativas que tenía Bentham de su dispositivo panóptico. La vigilancia ya dejó la torre y el vigilado, la periferia. El edificio circular ya esta deshabitado y el camino hacia el torreón ya no es necesario transitar. Esto, por que hoy en día el panoptismo existe como una aleación entre una presunta liberación del ser humano de su asedio visual constante, por una parte, y una continua vigilancia, por otra, quizás llevando a la perfección el modelo de Bentham en el que se disocia por completo la pareja ver-ser visto, y en el que las relaciones entre vigilante y vigilado son cuanto mas etéreas, mas eficaces. Sin embargo, este sistema debió cambiar su metodología de acción, puesto que el individuo vigilado ya no esta aislado en una celda sino que esta inserto en una sociedad influyente. ¿Cómo es posible que hoy en día ya no sea necesario un contacto visual constante sobre una gran masa de individuos, heterogénea e imprevisible, y sin embargo, se mantenga ese asedio que con su fuerza, amolda un espíritu extraviado al esquema que el vigilante quiere mantener?

La respuesta a esta interrogante fue formulada mucho antes de que se pensara en que un proceso psicológico que se ideo para un edificio especial emancipara sus fronteras hasta lo impensable, es decir, hasta la sociedad en su conjunto. Cito:”Un individuo cualquiera, tomado casi al azar, puede hacer funcionar la maquina” Ahí esta la clave. Con esta frase se aclara que cualquiera que esté dispuesto a ejercer un rol de vigilancia sobre un grupo, puede hacerlo desde el anonimato, mirando desde lejos, o inserto en él, de incógnito, observando los detalles. Dos ejemplos. Un hombre vive en un departamento frente a un sitio eriazo donde se consume drogas constantemente. Desde su ventana ve este panorama día y noche. Poco a poco, las caras de los asiduos drogadictos le son familiares. Así va desentrañando sus actuares y conociendo sus puntos débiles. Cuando reconoce el momento de actuar llama a la policía y ésta detiene a todos los implicados, terminando con el consumo. Por otro lado, existe información de una banda de narcotráfico que actúa a nivel mundial, pero que lo inextricable de sus redes de contactos hace que sea imposible de detener. Entonces un policía se mezcla entre los drogadictos, los conoce, los estudia, y escala, a base de una confianza ciega, hasta la cúpula de la mafia. Ahí reconoce cual es la forma de desbaratar esta organización y alista a sus compañeros para que estén listos para actuar. Cuando el grupo esta mas vulnerable efectúa una señal y la policía se deja caer, terminando con una organización que estudiada desde fuera habría sido imposible de detener. El vigilante observa desde fuera, sin ser jamás reconocido, y el vigilante observa los detalles, con la misma discreción que el primero. Ambos ven sin ser vistos y dejan en sus victimas la sensación de saberse observados sin ellos nunca ver. Queda así, sobre la victima, grabado a fuego, el efecto que tanto desea imprimir el sistema panóptico. “El que esta sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder; […] se convierte en el principio de su propio sometimiento”

Pero el panoptismo va más allá de lo ocular. Existen hoy en día una serie de marcas que fueron diseñadas para diferenciar, clasificar, y encasillar a los individuos, y permiten, con ello, poder actuar sobre un ser en particular en una colectividad general. Por ejemplo, hoy en día no existe un auto recorriendo las calles de las ciudades sin su debida patente, o no existe individuo al que no se le hayan tomado las huellas digitales o que no posea un digito identificador único. Es mucho mas fácil notar quien es el causante de una trasgresión, cuanto mas identificable es el que la cometió. Si no existieran esta serie de registros se haría imposible identificar a un ladrón, que usando sus manos descubiertas, no deja más pistas que sus huellas en la escena del crimen. O cuan dificultoso se haría encontrar un auto robado si no pudiera ser reconocible ante el resto de los autos que comparten el mismo modelo. Pero hoy en día la ciencia aporta aun más a la capacidad de diferenciación de individuos. Con los avances de la genética, ahora basta solo un pelo, o una célula, para identificar por completo a un asesino en serie, o a un violador. Sin duda un gran avance en el campo de la identificación, pero a su vez, un avance gigantesco en la panoptizacion de la sociedad.

Pero este transito, desde la vigilancia situada en un edificio alto e imponente en el centro de otro que lo rodea, hasta la que puede ejercer cualquier persona que se crea con la necesidad o autoridad de vigilar, o hacia la diferenciación de los individuos mediante marcas, es un proceso gradual, inculcado por las circunstancias históricas, y que, a fuerza de su uso, queda como conducta innata en el ser humano. El viaje, lento pero seguro, desde el panóptico hacia las calles, es posible analizarlo como otro proceso mas en la historia de la humanidad. En un principio, la vigilancia constante e incorpórea, situada en una torre, era, por una cuestión lógica, solo utilizable en un lugar como el panóptico, limitado por su geometría específica y sus distancias reducidas. Aplicarlo en más lugares, no tan limitados, era, por lo menos en esos tiempos, impensable. Sin embargo, la historia diría otra cosa. Lo que ideó Bentham estaba ya emancipado hasta la campos mas grandes de acción en la época del dominio nazi. En los campos de concentración era menester implementar una forma de estructuración de los sometidos, llevar registros de ellos, investigar y anotar, y así subordinar e influenciar. En estos sitios era posible efectuar una marcación (judío-no judío) al mismo tiempo que una distribución diferencial (quien es, como es, donde debe estar).

Extendamos un poco el estudio. En el periodo nazi, cada judío, cada gitano, cada homosexual era registrado con un número tatuado en su brazo. Un número que era imposible de borrar, un número que permitía un seguimiento pleno de peso, estatura, condición, resistencia, pero sin la necesidad de mantener al individuo aislado de sus compañeros. Hasta tal punto se utilizaba esta herramienta que no era necesario identificar a alguien por el nombre, sino que es mas que suficiente la numeración para encontrar a quien se necesitara. Con el panoptismo actual no es necesario una identidad, sino mas bien una identificación, la distinción por sobre lo distintivo. El régimen nazi cayó pero aun quedan sobrevivientes de los campos de concentración con su marca en el antebrazo. Permitámonos por un momento, la despiadada licencia de imaginar que aun imperara el nazismo en la Alemania moderna. Se estaría siguiendo en ellos “una investigación que se prolongaría sin limites en una observación minuciosa y cada vez mas analítica, un juicio que seria, al mismo tiempo la constitución de un expediente jamás cerrado” en otras palabras, con ellos se seguiría al pie de la letra la lógica con la que fue ideado el panóptico.

Ahora vemos que el panóptico ya dejó su existencia en los complejos diseñados especialmente para su implementación y es usado en campos más amplios, más heterogéneos, pero aun limitados. Sigamos con la lógica. Después de actos tan condenables como los que ocurren, cada cierto tiempo, en lugares imprevisibles, van quedando ambientes sensibles. Se denuncian, con creces, las irregularidades que se cometen, a favor de la sana convivencia, y del respeto a los iguales. Comienza, poco a poco a cobrar fuerza la entidad de la denuncia ciudadana. Se implementan, por parte de los organismos encargados, formas de denunciar que son al mismo tiempo eficaces y confidenciales. Así, como en una paz armada, se mantiene a toda una sociedad atenta y cordial, cuidando no atropellar los derechos de nadie y de mantener las susceptibilidades personales bien a raya. Vivimos insertos en un mundo panoptizado vigilándonos todos a todos, y todos sintiéndonos vigilados por todos. Nunca una mirada asediante, pero siempre una mirada presente. Siempre manteniendo nuestra conducta en lo normal. Encasillándonos en lo aceptable por una relación de poder que no se ejerce física sino que psicológicamente, al inconsciente colectivo de la humanidad entera. Nadie en su sano juicio escapa a ello.

Con todo el mundo dentro de una gigante estructura anular y al mismo tiempo todos dentro de la torre, cabe preguntarnos ahora: ¿Quién dicta la orden de condenar la prostitución y permitir la explotación laboral? ¿Quien fija la vara de lo permisible, las buenas costumbres, lo aceptable y por ende lo condenable?

El proceso de construcción de una normalidad, y la consiguiente necesidad de normalización responden a un afán de supervivencia que reconoce Nietzsche en el ser humano como la persecución innata de la verdad: “El hombre nada mas que desea la verdad en un sentido análogamente limitado: ansia las consecuencias agradables de la verdad, aquellas que mantienen la vida” El hombre reducido a lo mas animal de su existencia, buscando todos los mecanismos para perpetuarse en el tiempo. Con esta excusa podemos asumir el rol de vigilantes, y asumirnos también como vigilados. Vigilantes de la verdad, para que la verdad reine en el resto, vigilados para que también la verdad sea parte de nosotros. Con falsedades, engaños, falacias, con la enemistad de todos contra todos, estaríamos destinados a perecer. La verdad mantiene la vida y a ello respondemos todos, camuflando esta supervivencia como la búsqueda de la verdad. Pero esta verdad no es inmutable, y existen ciertos mecanismos que van fijando, de época en época, que es lo correcto y que es lo erróneo. Y los hombres vamos aceptando que sean otros quienes decidan por nosotros que debemos tolerar y que condenar. Nietzsche lo postula como un contrato, y Foucault lo corrobora: “el individuo, en la medida en que se quiere mantener frente a los demás individuos […] precisa de un tratado de paz. Este tratado conlleva algo que promete ser el primer paso para la consecución de de ese misterioso impulso hacia la verdad” dice el primero. Aseguramos así que no se sobrepasen los límites, aseguramos el poder mantenernos frente a los demás. Aceptamos una disciplina por la vía de contrato en beneficio de nuestra propia subsistencia.

En conclusión, no cabe duda que el panoptismo está enraizado en la sociedad de una forma sutil pero irrevocable, donde cada uno es vigilante y vigilado, respondiendo a un mecanismo de subsistencia que nos imponemos contractualmente pero que nos limita a actuar dentro de márgenes que mutan de tiempo en tiempo, pero que no dejan de mermar nuestra individualidad y que terminan reglamentando nuestras conductas y adaptándolas a la normalidad. En fin, estamos insertos en una situación de poder de la que nosotros mismos somos los portadores.

Modernidad y Television.

Existen, a lo largo de la historia, procesos que son consecuencia de hechos puntuales, y que posibilitan en gran medida la concreción de estos. Nos es muy difícil imaginar la revolución industrial sin la maquina a vapor, o la guerra fría sin la bomba atómica. En lo que atañe a la modernidad, es impensable que surgiera como un proceso global sin la invención de la imprenta. Cuando Kant nos incentiva a hacer un uso publico de la razón lo hace sobre el supuesto de una masificacion del texto escrito, esto es, supone que la cultura dejó atrás su sitial sacro en las bibliotecas de los monasterios, y que la hegemonía del latín como lengua docta dio paso a la diversificación de lo escrito en las distintas lenguas vernáculas. Así se le quitaba a la cultura la censura religiosa, y en teoría, la única limitante para acceder a ella era el alarmante analfabetismo. Con este panorama cultural de fondo, se puede entender cabalmente lo que quiso decir Kant con hacer un uso público de la razón, y se podría llegar a argumentar que mientras más global sea la forma, mejor el resultado. Sin embargo, hoy en día, lo escrito pasa a un segundo plano, relegado por un nuevo medio de comunicación que merece una atención especial en este ir y venir de la modernidad: la televisión. ¿Es que la televisión favorece, con su ilimitado campo de acción, a los desafíos de la modernidad, o más bien se transforma en una pieza que no hace más que estorbar en el desarrollo de esta conciencia moderna?

Sin embargo, para poder plantear una tesis sobre esta cuestión, me es necesario dar una opinión personal de cómo veo la modernidad en la actualidad, y sobre esta base intentar colegir la forma en que ha afectado la masificacion de la imagen en la razón moderna.

Juicio a la modernidad

Desde que se suprimió la hegemonía del “Mito” y se instauró lo “Racional”, lo que Weber describió como el desencantamiento que condujo, en Europa, a que el desmoronamiento de las imágenes religiosas del mundo resultara en una cultura profana, la modernidad se ha encargado de difundir sus ideales de igualdad y fraternidad como un proyecto de emancipación, que hoy en día, a la luz de los acontecimientos actuales, parecen nunca haberse alcanzado. Los críticos de la modernidad coinciden en que el mundo actual, con la globalización, el triunfo del capitalismo, el fracaso de las distintas formas de socialismo, el nuevo imperialismo, la lucha por el poder en todos sus ámbitos, y las nuevas formas del terrorismo, entre otros tantos casos, es una consecuencia funesta de una mala interpretación de las bases de la modernidad. Vistas desde la perspectiva posmoderna, las críticas filosóficas se nos presentan en un momento histórico que combina la decepción por los fracasos de la izquierda, el triunfo del liberalismo y el retorno al pensamiento escéptico y relativista.

Desde este punto de vista conciliador, la aseveración de Habermas respecto a la modernidad, cuando la sindica como un “proyecto inacabado”, es lo más acertado. De hecho, es necesario que así sea, no se puede concebir algo estancado en un mundo tan dinámico como el que nos corresponde. No cabe duda de eso, pero de ahí a pensar que a raíz de esta serie de fracasos, la modernidad fue un error desde el principio no seria hacer justicia con una idea que, a mi opinión, es rescatable en las bases, pero que es necesario adecuar a la contingencia actual. Si nos fijamos en los principales postulados de la modernidad, nos daremos cuenta que existe una serie de derechos incuestionables, que hoy en día ninguna sociedad debería atreverse a dudar. Los siguientes son algunos de las que me parecen rescatables.

Una consecuencia directa de la negación del mito es el cultivo de las ciencias “objetivas” que permiten recabar un conocimiento más o menos verdadero de las leyes de la naturaleza y nos permiten poder aprovechar este conocimiento en el beneficio propio. De esta forma eliminamos esa cuota de azar en nuestra vida y la hacemos más controlada, cada vez se va alejando más de nuestras vidas el capricho de la naturaleza. Condorcet vaticino que “ha de llegar un momento en el que la muerte ya no será sino el efecto de accidentes extraordinarios”. El ideal Ilustrado es ese, transformar todo nuestro conocimiento a favor propio. Fausto también lo dijo mientras contemplaba el mar y se cuestionaba la utilidad que podría obtener de ese ir y venir incesante de las olas.

Un segundo aspecto de la modernidad que merece ser rescatado es la idea de generar el proyecto de una normatividad general, esto es una moral universal de respeto, de igualdad, de libertad, es decir, un conjunto de normas que sean indistintas a todos los seres humanos. Desde este punto de vista es una idea loable, la creación de una organización de naciones en la que todos los países cooperen por ideales comunes, o como ahora ultimo ha salido a la discusión, la idea de plantear una constitución europea que haga mas homogéneos los derechos entre los distintos habitantes.

Pero sin duda, uno de los aspectos más loables de la modernidad es que dentro de ella siempre se deja espacio para una autocrítica muy necesaria si se entiende a la modernidad como un proyecto que se tiene que ir modificando a razón de los cambios que se van experimentando en las sociedades globales. Sin duda no se pueden plantear los mismos desafíos de hace un siglo atrás si tomamos en cuenta que entre esa fecha y hoy ha habido dos guerras mundiales, distintas guerras por aspectos políticos y económicos y una serie de cambios en las estructuras mundiales a las que no se les puede hacer el quite. Visto de esta forma, las críticas de la posmodernidad a la condición moderna se entienden dentro de ella misma, como un proceso de revivificación y de replanteamiento de ideas que permiten que el proyecto se pueda llevar a cabo.

La televisión en la modernidad
Tomando en cuenta los tres puntos anteriores que me parecen fundamentales en cualquier sociedad moderna me preparo ahora para analizar el rol que juega la televisión en los nuevos desafíos de la modernidad para posteriormente concluir si es la televisión un medio que beneficia a la modernidad o por el contrario, la perjudica. Aclaro antes que este es un tema que esta lejos de cerrarse y conforme avance la historia, se irán agregando nuevos puntos para discutir, por lo que todo lo que se diga en las siguientes líneas es una mera visión personal.

En cuanto al primer punto, al cultivo de las ciencias, la televisión es un claro ejemplo de esto. Es un invento meramente moderno, resultado de una serie de investigaciones en el ámbito de las ciencias, creación de este afán humano de expandir las fronteras más allá de lo conocido. Y también, haciendo honor a su motivo de creación, la imagen visual se presenta como una buena herramienta de conocimiento. Sin embargo ha llegado a puntos en los que la imagen reemplaza a la propia vista, y se trasforma en un método de conocimiento mucho mas veraz que el de conocimiento visual directo. A modo de ejemplo, hoy en día existen intervenciones quirúrgicas en las que un medico ni siquiera necesita ver a su paciente. Un sistema de televisión permite a un doctor tener una mejor visión de la situación y puede operar solo mirando una pantalla. Además otro medico puede estar presenciando la misma intervención desde otro lugar en el mundo y aconsejar al operante sobre que y que no hacer en el caso. La televisión se presenta en este caso como una herramienta de gran valor al desarrollo de las ciencias, puesto que permite, de una u otra forma, una interconexión mundial del ambiente científico y así apresurar el desarrollo de las ciencias, es busca de una mayor comprensión de la naturaleza.
En lo que respecta al objetivo de crear un ideal de una moral universal a primera vista pudiera ser que la televisión se irgue como un símbolo de unidad y globalidad sin parangón, sin embargo Régis Debray plantea una visión que no es evidente de buenas a primeras, pero que resulta del todo esclarecedora en un tema tan conflictivo como el rol que cumple la televisión en la apertura al mundo. “Al promover en toda Europa las lenguas vernáculas, al nacionalizar Dios y las iglesias, en detrimento de la antigua catolicidad romana, la imprenta a contribuido a disgregar los imperios y ha precipitado el advenimiento de las nacionalidades, y por lo tanto de las guerras europeas. La propagación de las ondas hertzianas y la transmisión de las imágenes por satélite favorecen al movimiento inverso: la internacionalización de los comportamientos y la construcción de Europa” De esta forma se cumple a cabalidad con la idea de que una universalización de la moral, que se iniciaría en este caso con la supresión de la idea de frontera, se ve favorecida con la explosión de la imagen televisiva. Sin embargo, la televisión oculta tras de si lo que no le interesa mostrar. Se puede ver una guerra en un continente lejano, o el conflicto social en el país vecino sin movernos de nuestra casa, pero de todas formas estamos viendo algo que nosotros no escogemos ver, vemos algo que ya ha sido digerido por un editor que selecciona, bajo un criterio un poco dudoso que se debe transmitir y que no se debe mostrar. En general, la televisión no nos ayuda a formarnos una idea de globalidad benéfica sino mas bien nos incentiva a encerrarnos en nuestra realidad en vista de que “las imágenes de países lejanos no aparecen en nuestras pantallas sino que en el caso de tragedias, de guerras o catástrofes” Todo esto se ve agravado ya que si nos sometiéramos a una cultura global favorecida por las transmisiones de televisión, el hemisferio sur pasaría nuevamente a ser un mero espejo de lo que el hemisferio norte decida. Los más grandes medios de comunicación están dominados por la mano norteamericana o europea, por lo que platear una globalidad basada en las telecomunicaciones seria plantear el acatamiento al modelo impuesto por las potencias en detrimento de lo que pudiera postular un país que se ve sometido a lo que sus transmisiones publican como universal.
Con respecto a la capacidad de autocrítica de la modernidad, esta autocrítica se debe ejercer en un plano personal primeramente, luego en el medio circundante para posteriormente ejercer un cambio en la estructura de este proyecto de modernidad. De esta forma, es necesario tener modelos que nos enseñen a autoevaluarnos para poder ejercer nosotros mismo y por nuestra cuenta, la necesaria corrección. Sin duda, hoy en día ya no hay discusión sobre eso, el gran modelo de comportamiento principalmente para niños y también para adultos es la televisión. Si lo que se transmite por televisión fue fácilmente criticable, o si los personajes que dominan este medio comunicacional, tuvieran el poder de ejercer una autocrítica directa, ejemplificadora para el resto de los espectadores, entonces estaríamos delante de una buena ayuda para concretar una modernidad con los ideales que planteamos anteriormente. Lamentablemente la realidad nos dice lo contrario. No existe otra forma de comunicación más asimétrica que la que se ejerce mediante la pantalla. Escasamente vemos que existe un derecho a replica en un espacio que supuestamente es libre y abierto a la comunidad, donde cabe desde el mas humilde ciudadano, hasta el mas poderoso empresario y en donde no caben las distinciones sociales o donde no existen relaciones verticales de poder.

En consecuencia, la televisión juega un papel negativo en cuanto a la idea de una moral globalizada y en cuanto al necesario ejercicio de la autocrítica, pero también ejerce una buena influencia en cuanto al desarrollo de tecnologías y de las ciencias, por lo que la imagen televisada no puede ser calificada como benéfica o perjudicial sino que debe ser conjugada con el desarrollo de la modernidad, tratando de potenciar los aspectos positivos y de neutralizar sus efectos nocivos.
La televisión se constituye como un medio poderosísimo de comunicación que puede ser usado en beneficio de la modernidad pero que, como todas las cosas, también posee su lado negativo. Es tarea de los actores modernos encontrar el ajuste que mejor posibilite la expansión de la razón, la construcción del sujeto moderno y en definitiva, la concreción de los ideales que desde un principio plantearon los pensadores de la modernidad pero modificados a las necesidades y desafíos actuales. De esto somos ahora, todos responsables.